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La pérdida de audición causa desde depresión y caídas hasta deterioro cognitivo

Es necesario utilizar audífonos desde los primeros síntomas para evitar secuelas irreversibles

DETERIORO CEREBRAL Y DEPRESIÓN

La pérdida auditiva es un importante trastorno de la comunicación: no solo se pierde la escucha de determinados sonidos, sino que compromete el sistema nervioso central, afecta a la capacidad de entender el lenguaje hablado», advierte Faustino Núñez, presidente de la comisión de audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y especialista en el Hospital Universitario Central de Asturias. Esa limitación provoca «un deterioro cognitivo, de la capacidad intelectual» y acelera procesos de demencia senil.

Esto es, el oído recoge y transmite los sonidos y el cerebro procesa las señales y les da significado. Con la pérdida de audición, el cerebro recibe menos sonidos y «olvida» qué hacer con ellos. De ahí que, cuando se reduce esa capacidad para procesar el sonido, se vea afectada la capacidad de comprender el habla. Incluso con una sordera leve, las áreas auditivas del cerebro se debilitan.

Investigaciones publicadas por la revista científica ‘The Lancet’, una de las de mayor prestigio en el ámbito de la sanidad, confirmaron que «la sordera no tratada es el mayor factor de riesgo evitable para demencia senil y alzhéimer»,   «El cerebro es un músculo y hay que trabajarlo. Si no se ejercita se deteriora y una vía fundamental de la función cerebral es oír y entender porque activa muchas áreas del cerebro. Al no escuchar bien pierdes conexiones neuronales». Y ese deterioro comienza desde el inicio de los primeros síntomas de la sordera, lo mismo a los 40 años que a los 80.

Aunque puede ocurrir a cualquier edad, la pérdida auditiva afecta más a los mayores. La mitad de las personas de 80 años sufre alguna disminución de su capacidad de oír. Que se traduce, muchas veces, en aislamiento.

CAÍDAS Y ACCIDENTES

El oído, además de permitirnos escuchar los sonidos, informa al cerebro para que mueva los músculos que hacen que mantengamos el equilibrio. De ahí que sea importante conservarlo en buen estado, ya que muchas enfermedades que afectan al oído pueden provocar vértigos y trastornos del equilibrio. «Es la razón por la que las personas que padecen sordera corren un riesgo mayor de sufrir caídas»,

Además, estas personas pueden no oír el ruido del coche que se acerca, la bocina de un vehículo que le alerta, un objeto que cae a su lado… En la cocina, un grifo abierto o una cazuela al fuego hacen sonidos que nos advierten y, si no los escuchamos, corremos el riesgo de sufrir un accidente doméstico.

Los dos especialistas aconsejan corregir la sordera desde los primeros síntomas. «Cuanto más tarde, más se reducen las posibilidades de que el audífono resulte efectivo», señala el experto en audiología.  «La persona con pérdida auditiva debe pedir que le repitan las cosas, nunca resignarse al aislamiento».

 

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